"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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13-03-2014 |
Borís Kagarlitsky
La "intervención cortés" y el levantamiento de Ucrania
Boris Kagarlitsky, Moscú 04 de marzo 2014
(Publicado originalmente en Links, International Journal of Socialist Renewal's)
¿Por qué no ha estallado aún la guerra entre Rusia y Ucrania? La respuesta es muy simple: nadie piensa ir a la guerra, ni nadie puede .
Kiev, de hecho no tiene un ejército, mientras que el gobierno que ha aparecido allí no tiene control sobre la mitad de Ucrania, y ni siquiera puede ejercer control efectivo sobre sus propios partidarios. Si las autoridades de Ucrania hiciesen algún intento serio de movilizar sus fuerzas, esto simplemente provocaría nuevas protestas. Incluso los rumores de tal posibilidad han sido suficientes para provocar manifestaciones contra el gobierno en Odessa.
Moscú, por su parte, está haciendo ruido de sables, pero con mucha cautela. Si el Kremlin fuese realmente serio sobre el envío de tropas a Ucrania, no pediría permiso al Consejo de la Federación como lo hizo, simplemente habría dado la orden.
En lugar de acción real vimos teatro, con un "voto unánime de los senadores”.
Una guerra que estalló en el espacio virtual de Internet, respaldada por comentarios histéricos de los liberales y aullidos malévolos de propagandistas conservadores.
En esencia, esto fue suficiente para cumplir las tareas a que se enfrentan hoy las autoridades.
"Ni paz ni guerra"
El efecto psicológico fue casi como si estuviéramos librando una guerra seria en algún lugar cerca de Kharkov. Mientras tanto, no hubo víctimas y no hubo destrucción. A no ser que contemos como tal el colapso del rublo. Pero tampoco en eso las cosas son tan simples. Ya desde hace varios meses el gobierno ruso y el Banco Central habían estado buscando una devaluación de la moneda nacional. Por lo menos desde septiembre los analistas habían estado pronosticando subas del dólar y el euro. Los acontecimientos de Ucrania simplemente aceleraron este proceso, y ayudaron a las autoridades financieras a llevar a cabo su plan, mientras evaden su responsabilidad por la devaluación de los ahorros de nuestros ciudadanos.
Cuando algunos izquierdistas repitiendo consignas centenarias hablan de "una guerra desatada en interés del gran capital", una vez más, erran el tiro. En lugar de repetir los clichés de los libros de texto antiguos, lo que se necesita es un poco de análisis económico.
La verdad es que el gran capital tanto privado como burocrático no tiene ninguna necesidad de una guerra en la actualidad
Hay falencias humanas que a veces redundan en beneficio de la sociedad. Si nuestro gobierno y nuestros mandos militares estuviesen compuestos por gente inteligente, con principios y capacidad de decisión, podríamos esperar que ocurriesen cosas mucho más desagradables.
La economía rusa depende en gran medida de la tubería de gas que pasa por UcraniaLas economías de muchos países de la Unión Europea, por no hablar de Ucrania, también dependen de este oleoducto que funciona sin interrupción. Por supuesto, "nuestros" oligarcas deben defender las inversiones que realizaron en las empresas ucranianas, pero la acción militar más bien exacerbaría los problemas antes que resolverlos.
El cinismo y la avaricia de nuestros gobernantes de hoy en día son la mejor garantía de que no habrá una gran guerra.
Las autoridades de Kiev se encuentran también satisfechas. Son capaces de emplear la "amenaza rusa" para consolidar el nuevo régimen, explicado las dificultades económicas como resultado de la presión externa, y en retrospectiva, para justificar sus propias acciones que han llevado a Ucrania al derrumbe.
La actual situación de "ni paz ni guerra" por lo tanto se adapta a ambos gobiernos a la perfección, al menos por el momento. La única causa importante de inquietud es el objetivo de Moscú de preservar al fugitivo Viktor Yanukovich como el "presidente legítimo" haciendo alusión a la posibilidad de restaurarlo en el trono de Kiev
Pero esto no debe ser tomado demasiado en serio, y como se dijo anteriormente, las personas en el Kremlin son cínicos, no harán ninguna cosa seria por el fugitivo de Ucrania, y si lo hacen lo van a arruinar. Por supuesto, es muy conveniente para las autoridades del Kremlin tener un "presidente legítimo " en la mano, pero si la estrategia falla el ex gobernante legítimo será transformado en el extranjero indeseable en cuestión de cinco minutos
Crimea
En Crimea, las fuerzas rusas se han limitado a la "intervención cortés”. Por supuesto, eso fue una violación de la soberanía, pero seamos honestos: en una situación análoga a los franceses, los estadounidenses y los británicos habrían hecho lo mismo.
Cuando los franceses no se decidieron a intervenir en Ruanda y permitieron que ocurriese a continuación un baño de sangre, la opinión progresista los condenó airadamente por su inercia. Cuando el mismo Estado francés intervino en Malí para prevenir una guerra civil a gran escala la misma opinión progresista denunció airadamente la intervención. Una situación análoga es lo que se ha presentado en Crimea.
En las dos decisiones posibles que había estaba la perspectiva de grandes costos políticos y morales, con el riesgo de ser atacados por la crítica nacional e internacional.
En Moscú la elección estaba a favor de una intervención local, pero se hizo un esfuerzo para llevarla a cabo con toda la precaución posible.
Hasta el momento, las fuerzas rusas han actuado de una manera mucho más moderada que los franceses y los estadounidenses en situaciones similares.
Tal vez esto no sea debido al gobierno sino a pesar de ello. En ambos lados puede haber sido simplemente el buen sentido de los mandos inferiores el que se ha impuesto, en condiciones en que la cadena de mando se ha debilitado.
Las fuerzas especiales rusas no han atacado las bases militares ucranianas, sino que merodean a su alrededor y se enojan un poco con sus comandantes tratando de convencerlos a que entreguen sus armas. Los ucranianos se niegan, pero no en función del juramento que han hecho de lealtad a su patria, sino al hecho de que las armas son propiedad del Estado y que los comandantes de la base son responsables por ellas. Los rusos responden a estos argumentos con comprensión; si estuvieran en el lugar de sus colegas ucranianos harían lo mismo.
Es una nueva forma de guerra, sin disparos ni víctimas. Nadie quiere empezar a disparar y nadie se preocupa sobre todo lo que pasa con los obsoletos vehículos blindados o los arsenales de los cuarteles. En cualquier caso, ninguna de las dos partes está dispuesta a arriesgar la vida y esto da motivos a la esperanza.
'La piel de oveja que no vale la pena dividir'
Las élites rusas tienen un miedo mortal de enojar en serio a Occidente, pero en Occidente también se han dado cuenta que no van a alcanzar sus metas en Ucrania sin la ayuda rusa. La Unión Europea no necesita una zona de caos en su frontera oriental, una nueva Somalia o Congo antes su puerta misma. Tampoco es posible que la UE envíe tropas o policía al territorio de Ucrania, como en Bosnia o Kosovo, no en todo caso sin el consentimiento de Rusia.
La prensa de EE.UU. critica a Moscú con fiereza, pero indica claramente que los EE.UU. no van a ayudar a Kiev, ya que no existen tratados pertinentes y Ucrania no es miembro de la OTAN. Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional ya ha negado el dinero a Kiev en forma muy contundente.
La cabeza del FMI, Christine Largarde ha declarado que Ucrania no necesita ayuda financiera inmediata:
"No vemos nada crítico que justifique entrar en pánico por el momento. Sin duda no esperamos que nadie se venga corriendo con grandes sumas de dinero, lo que además sería inútil si estas contribuciones no se evalúan de manera apropiada"
En Bruselas y Washington, la decisión evidentemente ya se ha hecho: n o vale la pena dividir una piel de oveja, como decimos nosotros los rusos, además con estas perspectivas inciertas y un riesgo demasiado grande.
Si alguien tiene que asumir los costos morales, materiales y financieros para restablecer el orden, es lo que piensan, dejemos que sean a los rusos.
En principio, la estrategia de contener el conflicto de Crimea es lo mejor tanto para Kremlin como para Occidente - y tal vez incluso para las nuevas autoridades de Kiev también. En los últimos tiempos la prensa alemana ha instado a Ucrania a sacrificar Crimea en aras de su integración a Europa.
El problema, sin embargo, es que el proceso se está desarrollando de forma espontánea, y que ya no está controlada por unos pocos políticos.
Tanto en Moscú como en Kiev los gobiernos han demostrado claramente en el período reciente que son incapaces de elaborar una estrategia a largo plazo. Por tanto, es evidente que la crisis va a crecer y profundizarse, pero no de acuerdo con el escenario prometido por los que se están aterrorizando a sí mismos y a los demás con el espectro de una guerra ruso-ucraniana.
Más que probable es que las actuales autoridades de Kiev no resistan mucho tiempo, bajo cualquier circunstancia. Los comentaristas en Moscú que simpatizan con ellos nos recuerdan constantemente que la mayoría de los ministerios en el nuevo gobierno no están en manos de los radicales de Svoboda o del sector de derecha, sino de los políticos más moderados. Al mismo tiempo los comentaristas no mencionan que estos "moderados" son rehenes de los radicales. Como dijo Mao, "el poder nace del fusil".
En circunstancias en que el ejército ha caído en pedazos y los órganos de aplicación de la ley o bien han sido destrozados o están desmoralizados, han sido colocados bajo el control del sector de derecha y son los nacionalistas radicales que controlan la situación. Los "moderados " en el gobierno sólo son tolerados porque se han comprometido a detener la separación de las provincias orientales.
Cuando ya no están dispuestos a hacer frente a esta tarea serán purgados.
La Ucrania occidental se moverá entonces contra Kiev buscando la formación de un gobierno "nacional" más decidido y como "respuesta a la agresión rusa", o el mismo impulso vendrá de dentro de la propia capital. En cualquier caso la presión de la derecha dará lugar a un gobierno que por sí mismo hará que la propia Kiev se levante en rebelión
En el este, por su parte, la desintegración del Partido de las Regiones y el colapso de la antigua administración no han dado lugar a la "marcha triunfal " del movimiento Maidan, sino por el contrario, a la creciente resistencia a las nuevas autoridades que dominaban en Kiev.
Entre los izquierdistas, la profunda crisis económica está sembrando la esperanza de que las manifestaciones bajo "consignas nacionales" pronto sean reemplazadas por las protestas basadas en la clase, tanto en el este como el oeste. Evoluciones de este tipo, sin embargo, no se producen automáticamente.
Ni Maidan ni las manifestaciones en el este han tenido el carácter de una revolución popular espontánea. En ambos casos, hay fuerzas externas que se han involucrado. La naturaleza de clase del nuevo régimen en Kiev se demostró con claridad sorprendente cuando oligarcas multimillonarios fueron nombrados para puestos clave en las regiones orientales.
A cambio de "estabilización" se les ofreció la oportunidad de privatizar no sólo la economía de las provincias orientales sino también las funciones del poder.
Mientras tanto, hay que señalar que los que están llegando al poder en el Este no son exactamente los hijos e hijas de las masas populares.
El único motivo para el optimismo es el hecho de que desde el principio, el vector ideológico de las protestas en el este ha sido diferente de la del oeste. Activistas de izquierda fueron expulsados ??del Maidan en Kiev y golpeados (y ni hablar de lo que pasó con los símbolos de izquierda y monumentos). En Jarkov y Odessa, por el contrario, los monumentos soviéticos fueron defendidos, y aquí y allá la gente incluso levantó banderas rojas.
P ero no hay que hacerse ilusiones aquí, de lo que se trata por el momento es de diferencias culturales en lugar de posiciones de clase.
Los miembros de la izquierda tienen que trabajar en el movimiento de protesta en las regiones orientales, fortaleciendo su influencia y ayudando a dar forma a un programa positivo. En este caso, hay una posibilidad real de que todo el movimiento se puede desplazar a posiciones más progresistas, y que la izquierda puede ganar hegemonía dentro de ella. Esto no es más que una potencial apertura, pero con el movimiento Maidan ni tal posibilidad existía.
El conflicto que se desarrolla en Ucrania no es una lucha del bien puro contra el mal sin ambigüedades. Ni siquiera es una contienda entre un sur "Ruso" y un este y un oeste de una " Ucrania".
En ambos casos, los intereses económicos se entrelazan con las contradicciones culturales y la lógica del conflicto está dando lugar a la formación de alianzas que no siempre corresponden a las ideologías declaradasLo que está ocurriendo no es tanto una división dentro del país sino más bien su fragmentación
La guerra mundial de la cual los patrioteros y rusófilos liberales escriben con tanta anticipación, no tendrá lugar. Tampoco habrá una guerra entre Rusia y Ucrania. Lo que habrá probablemente ni siquiera sea una guerra civil, en la forma en la que nos imaginamos. Pero habrá algo que podría ser peor que una guerra civil: el caos, lleno de violencia arbitraria y sin sentido por parte de todos contra todos. Si esto ocurre, el peor de los escenarios posibles llegará a pasar. Al igual que en Somalia o el Congo.
El único resultado positivo de esta crisis sería una federalización del Estado combinada con una democratización de las administraciones a nivel local (en caso contrario, la federalización simplemente llevará al país estar dividido entre los grupos oligárquicos). Pero esto también es un programa de revolución democrática, que bajo ciertas condiciones podría extenderse a la revolución social.
Sobre todo si los cambios comienzan a suceder por su parte en la propia Rusia.
Pero incluso si esto no se produce en un futuro próximo, debemos esperar que dentro de Ucrania haya fuerzas capaces de resistir la lógica de la desintegración y que empiecen a madurar.
Traducción Fernando Moyano
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